Usamos el «podrían» porque cada ser humano es diferente del otro, y por lo tanto no podemos tener la presunción de fijar cualidades “absolutas” y que éstas sean el criterio de comparación. Cada uno es diferente, cada uno ha vivido experiencias diferentes, cada uno ha crecido dentro y fuera de una manera diferente. Dicho esto, hay aspectos mentales de la persona que pueden distinguirse, que forman parte de los que en la psicología se definen las fases de crecimiento del Yo interior, y en este caso hablamos de la fase de madurez y de lo que implica.
Una mujer madura toma plena conciencia de su cuerpo, sabe lo que quiere y no está dispuesta a renunciar a los placeres de la vida para parecerse a los modelos estereotipados de mujer. Una buena relación con el propio cuerpo es fundamental para adquirir confianza en uno mismo y en la vida.
De lo que acabamos de escribir surge otro posible aspecto: una mujer madura no se detiene en la apariencia, ahí la importancia de demostrar lo que se tiene dentro, tanto consigo misma como con los demás; la apariencia se convierte en un aspecto menos primario, pero esto no significa que se convierta en secundario o que se pase por alto. Además, una consecuencia de tener conciencia y seguridad del propio cuerpo, es así llamada sensualidad natural, que no deriva de una intención forzada de ser sensuales; es ese encanto y poder atractivo que viene de una mujer segura y convencida de sí misma.
Otro aspecto que podría añadir es la independencia, ya que un hombre o una mujer maduros buscan, incluso inconscientemente, la independencia personal. Tanto a nivel económico como a nivel personal, es otro rasgo característico de la fase de madurez.
Por último, para esta pequeña lista absolutamente no vinculante de atributos, se podría añadir que una mujer madura, en comparación con una chica, ya no está en busca de las experiencias que podríamos considerar “frívolas”, pertenecientes a la juventud. Las experiencias que busca una mujer madura son diferentes e implican otros aspectos de la existencia y del ser.
Las mujeres maduras son aquellas que han experimentado más en la vida y han adquirido sabiduría a través de sus experiencias. Por lo general, se caracterizan por ser seguras de sí mismas, confiadas, sabias y compasivas. Aquí te presento algunas de las características más comunes de las mujeres maduras:
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Seguridad en sí mismas: Las mujeres maduras han aprendido a amarse y aceptarse a sí mismas tal y como son, lo que les da una gran seguridad en sí mismas.
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Comunicación efectiva: Las mujeres maduras suelen ser muy buenas comunicadoras, ya que han aprendido a expresarse de manera clara y respetuosa.
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Empatía: Las mujeres maduras tienen la capacidad de ponerse en el lugar de los demás y comprender sus perspectivas, lo que les permite ser más compasivas y tolerantes.
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Conocimiento personal: Las mujeres maduras suelen tener una comprensión profunda de sí mismas, sus fortalezas, debilidades y necesidades, lo que les permite tomar decisiones informadas en sus relaciones y en la vida en general.
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Independencia: Las mujeres maduras han aprendido a depender de sí mismas y a tener una vida propia fuera de sus relaciones, lo que les permite ser más independientes y tomar decisiones por sí mismas.
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Respeto por los demás: Las mujeres maduras son respetuosas con los demás y valoran la diversidad y la individualidad de las personas.
En general, las mujeres maduras son seres humanos complejos y multifacéticos, y estas características pueden variar de una persona a otra.
Concluyamos diciendo que a los hombres a veces incluso les asusta el poder y el celo que una mujer madura puede emanar.
Si eres un hombre y te preguntas cómo podrías relacionarte o tratar de seducir a una mujer madura, tal vez también tengas en cuenta estos y otros aspectos.